sábado, 18 de mayo de 2013

CAPITULO 7


¡Oh, Señor! El tipo poseía esa clase de belleza masculina que solo un puñado de mujeres tenía la suerte de ver en carne y hueso alguna vez en la vida.
Sus labios eran los más atractivos que había visto jamás; llenos y expresivos. Esa boca estaba hecha para dar besos largos y abrasadores…
En realidad, el único defecto de su rostro era una delgada cicatriz que descendía desde la oreja hasta la barbilla, a lo largo de la mandíbula.
Podía rivalizar en apostura con el marido de Grace. Y Julian, el semidiós, era un duro competidor.
Jamás le había impresionado tanto la apariencia de un hombre. Siempre había preferido la mente al cuerpo, especialmente porque cualquier hombre con la mitad de atractivo del que poseía el que estaba tumbado delante de ella en esos momentos, no solía tener un coeficiente intelectual mayor que el número de sus zapatos.
Al contrario de lo que le ocurría a su hermana Tabitha, un culo bonito y unos hombros anchos no conseguían llamar su atención, necesitaba algo más. Aunque…
Paseó la mirada por ese cuerpo esbelto y musculoso. Con este hombre estaba más que dispuesta a hacer una excepción.
Si es que no estaba muerto, por supuesto.
Alargó el brazo, insegura, y colocó la mano sobre la piel morena de su cuello, para comprobar el pulso. Sus dedos encontraron una latido fuerte y regular.
Aliviada por el hecho de que estuviese vivo, intentó sacudirlo de nuevo.
–Guapetón, ¿me oyes?
El tipo lanzó un quejido y abrió los ojos lentamente, parpadeando varias veces. _______ se sobresaltó al ver aquellos ojos. Eran tan oscuros que parecían negros y, cuando se fijaron en ella se dilataron de forma amenazadora.
La agarró por los hombros al tiempo que soltaba una maldición.
Antes de que tuviese oportunidad de moverse, el hombre ya había girado en el suelo llevándola consigo y la tenía atrapada bajo su cuerpo sujetándole las muñecas a ambos lados sobre la cabeza.
Esos cautivadores ojos negros la estudiaban con suspicacia.
_________ no podía respirar. Cada centímetro del cuerpo del desconocido estaba íntimamente pegado al suyo y acababa de darse cuenta de que sus brazos no eran la única parte que estaba dura como una piedra. El tipo era sólido como una roca.
Sus caderas reposaban justo sobre las de ella y el duro y liso vientre masculino estaba apoyado sobre su cuerpo de tal forma que la hizo sonrojarse sin remedio. Comenzaba a desear a ese hombre; estaba muy excitada y le costaba trabajo respirar.
Por primera vez en su vida, quería alzar la cabeza y besar a un completo desconocido.
¿Quién era?
Para su total asombro, él bajó la cabeza hasta ponerla muy cerca de su rostro y aspiró con fuerza sobre su pelo.
_______ se tensó.
–¿Me estás olisqueando?
El cuerpo del hombre se agitó de la cabeza a los pies con la carcajada, profunda y ronca, que siguió a su pregunta, y ella sintió un extraño estremecimiento.
–Sólo estoy admirando tu perfume, ma fleur –le susurró suavemente al oído, con una voz insinuante y un acento extraño que hicieron que _______ se derritiera. Tenía una voz tan grave que le recordaba al sonido de un trueno… y provocaba en su cuerpo un efecto tan devastador como el de una tormenta.
De acuerdo, el tipo la ponía muy caliente y su aliento sobre la oreja le erizaba la piel y le provocaba continuos escalofríos.
–Tú no eres Tabitha Devereaux –dijo en voz tan baja que, a pesar de que tenía los labios pegados a su oreja, ella tuvo que esforzarse por escucharlo.
______ tragó saliva.
–Conoces a Tabitha.
–Shh –le susurró al oído mientras sus pulgares le acariciaban las muñecas, que todavía mantenía sujetas.
El ritmo de esos dedos enviaba pequeñas descargas eléctricas a lo largo de sus brazos. Los pezones se le endurecieron y sintió que el deseo la abrasaba.
El desconocido movió la cabeza, acariciándola suavemente con la mejilla, de tal forma que el roce de su barba volvió a hacer que se le erizara la piel. Jamás en su vida había sentido algo tan excitante como el peso de ese cuerpo sobre ella, ni había percibido un olor tan embriagador como el aroma especiado y masculino de su piel.

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Otro capitulo mas espero les guste chicas y porfa COMENTEN

CAPITULO 6




 Se puso rígida al recordar al tipo oculto en casa de su hermana. Al recordar sus palabras.
Aterrorizada, intentó incorporarse y descubrió al instante que se encontraba tendida en el suelo –que por cierto, estaba bastante frío– en una habitación cubierta de polvo.
Y esposada a un desconocido de pelo rubio. 
Tenía un grito atascado en la garganta, pero logró contenerlo.
Que no cunda el pánico. Por lo menos hasta que descubras lo que ha sucedido. Según parece, Tabitha ha cumplido la amenaza de arreglar una cita a ciegas; como en aquella ocasión en la que «accidentalmente» te encerró en la despensa con Randy Davis durante tres horas. O cuando te «secuestró» y te metió en el maletero del coche con aquel músico extraño.
Tabitha siempre le arreglaba citas muy poco ortodoxas con chicos. Aunque, para ser justos, su hermana no solía dejar al tipo en cuestión inconsciente antes de obligarlos a quedarse a solas.
Aunque con Tabitha siempre había una primera vez para todo. Y una cita «completamente a ciegas» era muy de su estilo.
Obligándose a no perder la calma hasta tener más información, ________ echó un vistazo a su alrededor. Estaban en un cuarto pequeño, sin ventanas y con una puerta de hierro oxidada. Una puerta a la que no podía acercarse sin arrastrar a su «amigo» por el suelo. 
No había muebles ni nada más. La única luz en la estancia procedía de una bombilla que colgaba del techo, justo en el centro de la habitación.
Vale, al menos el peligro no era inminente.
No obstante, esa idea no ofrecía mucho consuelo. Echó un vistazo al cuerpo que estaba a su lado. Se encontraba tumbado de costado, de espaldas a ella; y una de dos: o estaba muerto o estaba inconsciente.
Pensando que la segunda posibilidad sería mucho más agradable que la primera, se acercó a él. Parecía bastante alto y, por la postura, se podía decir que lo habían arrojado al suelo sin muchos miramientos.
Se puso de rodillas lentamente; le temblaban las piernas. Se acercó al tipo de modo que al aproximarse pudiera estirarle el brazo que, hasta ese momento, tenía doblado en un ángulo extraño a causa del grillete.
El hombre no se movió.
Lo miró de los pies a la cabeza. Llevaba un abrigo de cuero negro, vaqueros del mismo color y un jersey de cuello vuelto, también negro, que le daban un aspecto extremadamente peligroso, aun en estado inconsciente y tumbado en el suelo. Calzaba botas negras de motorista, con unas extrañas incrustaciones plateadas en las suelas, bajo el talón. 
El pelo, rubio y ondulado, le caía sobre el rostro y le llegaba hasta la solapa del abrigo, ocultando sus rasgos.
–¿Disculpe? –susurró, mientras le tocaba el brazo–. ¿Está vivo?
Tan pronto como su mano tocó el duro y bien formado bíceps le falló la respiración. Ese cuerpo postrado era como acero al tacto. No había un lugar que pareciese blando; rezumaba fuerza y agilidad.
¡Vaya, vaya!
Y antes de poder contenerse, deslizó la mano a lo largo del brazo. ¡Qué gustazo! 
Dejó escapar el aire de forma lenta. 
–¿Oiga? ¿Señor? –lo llamó de nuevo, mientras le sacudía el hombro–. Colega, ¿te importaría mucho recuperar el conocimiento para que pueda marcharme? No me apetece estar encerrada en una habitación con un muerto más tiempo del necesario, ¿vale? Venga, por favor, no hagas que esto parezca Un fin de semana con Bernie . Aquí sólo estoy yo y eres un hombre muy, muy grande.
Ni se movió.
De acuerdo, tendré que intentar otra cosa.
Mordiéndose el labio, tiró del hombre hasta dejarlo tumbado sobre su espalda. Al girarlo, el pelo cayó hacia los lados, junto al cuello del abrigo, y el rostro quedó a la vista. 
Y _______ se quedó sin aliento. Vale, ahora sí que estaba impresionada de verdad.
Era guapísimo. Tenía un mentón fuerte y cuadrado y los pómulos marcados. Sus rasgos eran aristocráticos, con un minúsculo hoyuelo en la barbilla.
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Buenas tardes 
Nuevo capitulo chicas
Porfa comenten no sean lectoras fantasmas 

sábado, 23 de marzo de 2013

CAPITULO 5



–¡Fuera de mi cabeza! –dijo en voz alta.
¡Por culpa de Tabitha estaba pensando en esas cosas! ¡Jesús!
¿Qué iba a ser lo siguiente? ¿Se dedicaría a rastrear el pantano con sus hermanas, en busca de extrañas plantas y caimanes para los rituales de vudú?
Temblando ante la idea, llegó por fin a la espeluznante y antigua casa que Tabitha y su compañera habían alquilado, justo en la esquina de la calle. Pintada de un morado chillón, era una de las más pequeñas de la vecindad. A ______ le sorprendía que ningún vecino se quejase de ese horrible color. A Tabitha le encantaba, por supuesto, ya que resultaba muy fácil de encontrar para quien no conociese la zona.
«Solo tienes que localizar la casita morada de estilo Victoriano, con la verja negra de hierro forjado. No tiene pérdida.»
No, a menos que fueses ciego.
Tras abrir la puerta de la verja, atravesó el jardín y siguió el sendero que llevaba hasta el porche. Una enorme y siniestra gárgola de piedra hacía las veces de vigilante.
–¡Hola Ted! –saludó a la estatua; Tabitha juraba que podía leer los pensamientos–. Sólo voy a sacar al chucho, ¿vale?
Sacó las llaves del bolsillo del polar y abrió la puerta principal. Cuando entró al vestíbulo, arrugó la nariz al notar un olor apestoso. Una de las pociones de su hermana debía haber salido mal.
O eso, o Tabitha había intentado cocinar de nuevo.
Escuchó los ladridos de Terminator en el dormitorio.
–Ya voy –le dijo mientras cerraba la puerta, encendía las luces y cruzaba la salita de estar.
_____ tenía un pie en el pasillo, cuando escuchó su voz interior, aconsejándole que corriera. Antes de poder siquiera parpadear, se apagaron las luces y alguien la agarró por detrás. 
–Bueno, bueno –le dijo una voz sedosa al oído–. Por lo menos te tengo a ti, brujilla –e intensificó su «abrazo»–. Ha llegado la hora de hacerte sufrir.
Algo la golpeó en la cabeza un segundo antes de ver cómo el suelo se acercaba.
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Un nuevo capitulo, se que es corto pero ya lo seguiré.

COMENTEN POR FAVOR .


miércoles, 20 de marzo de 2013

CAPITULO 4


Esa misma tarde, _______ se sobresaltó al escuchar el teléfono; la había despertado de sus ensoñaciones. Dejando el libro a un lado, descolgó el auricular.
Era Tabitha.
–Oye, hermanita, ¿puedes ir a mi casa y sacar a Terminator a dar una vuelta?
______ rechinó los dientes ante la petición que solía recibir, como mínimo, dos veces a la semana.
–¡Venga, Tabby! ¿Por qué no lo has sacado tú?
–No sabía que se me iba a hacer tan tarde. Por favor. Se hará pis en mi cama como protesta si no vas a por él. 
–¿Sabes, Tabby? Tengo una vida.
–Sí, ya. Como si no estuvieses sentada sola en el sofá, leyendo la última novela de Kinley MacGregor y poniéndote morada de trufas de chocolate, como si el mañana no existiera.
______ arqueó una ceja al fijarse en la cantidad de envoltorios de trufas esparcidos sobre la mesa, y en la novela «Sólo a ti» que estaba junto al teléfono.
¡Joder! Odiaba cuando sus hermanas hacían eso.
–¡Venga! –le pidió Tabitha–. Te prometo que seré simpática con tu próximo novio.
Dejó escapar un suspiro; sabía que no podía negarles nada a sus hermanas. Ésa era su mayor debilidad.
–Si no vivieses al final de la calle te mataría por esto. 
–Lo sé. Yo también te quiero.
Con un gruñido atascado en la su garganta, colgó el teléfono. Echó una melancólica mirada al libro. ¡Joder!, justo cuando empezaba a meterse en la historia. 
Suspiró de nuevo. Bueno, al menos sólo tendría que hacerle compañía a Terminator durante unos minutos. Era un pitbull francamente horroroso, pero en esos momentos, era el único varón al que podía soportar.
Agarró el polar que había dejado sobre el sillón y salió por la puerta delantera. Tabitha vivía a dos manzanas y, aunque la noche era extremadamente oscura y fría, no le apetecía conducir.
Se puso los guantes mientras se encaminaba calle abajo, deseando que Cliff estuviese allí para sacar al perro. No podía recordar las incontables ocasiones en las que lo había embaucado para que le diese un paseo a Terminator, camino de su casa.
Se tropezó con un adoquín y se dio cuenta de que estaba pensando en Cliff por primera vez desde hacía horas. Lo que realmente le sentaba mal de su ruptura era que no lo echaba de menos. En ningún sentido. Echaba de menos tener a alguien con quien charlar por las noches; echaba de menos a un compañero con el que ver la televisión. Pero, sinceramente, no podía decir que lo echase de menos a él como persona.
Y eso era lo que más la deprimía. 
Si no hubiese sido por su estrafalaria familia, habría acabado casándose con él, y habría descubierto, demasiado tarde, que realmente no lo amaba. 
Esa idea le producía más escalofríos que el gélido viento de noviembre. 
Alejando a Cliff de sus pensamientos, se concentró en el vecindario. A las ocho y media, estaba todo sorprendentemente tranquilo para ser una noche de domingo. Había numerosos coches aparcados en la calle y las ventanas de las casas iluminaban la estropeada acera. Todo era normal, no obstante, había algo espectral en el ambiente. La luna menguante, bien alta en el cielo, proyectaba retorcidas sombras a su alrededor. De vez en cuando, llegaban hasta ella los lejanos ecos de las risas que transportaba el viento. 
Era una noche perfecta para que las fuerzas del mal…
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Listo dos capítulos hoy. Espero y les gusten :D mañana también subiré pero solo uno. Para todas un abrazo que descansen y que sueñen bonitooo ;)

CAPITULO 3




–¿Lo que somos? –preguntó _______ perpleja–. No me incluyas en esa locura. Yo soy la única con los genes recesivos normales y corrientes. Vosotras sois las que…
–¡Tabby!
_______ se alejó al ver que el novio de Tabitha –tan gótico como ella– se acercaba a la carrera. Eric St. James era sólo un par de centímetros más alto que ellas, pero no resultaba extraño, teniendo en cuenta que medían un metro setenta y cinco. Tenía el pelo negro y lo llevaba de punta, con un mechón morado. Podría haber sido muy mono si no llevase un pendiente en la nariz, y si se dedicara a buscar un trabajo a tiempo completo… o a mantenerlo.
¡Y dejase de cazar vampiros, claro!
–Gary ha averiguado algo sobre ese grupo de vampiros –le dijo Eric a Tabitha–. Vamos a intentar pillarlos antes de que oscurezca. 
–¿Estáis preparados?
Si ______ seguía poniendo los ojos en blanco de aquella forma, se quedaría ciega.
–Chicos, algún día vais a matar a un humano sin querer. ¿Os acordáis de aquella ocasión en la que atacasteis a un grupo de fanáticos de Anne Rice y Lestat, en el cementerio?
Eric le dedicó una sonrisa satisfecha.
–Nadie acabó herido, y a los turistas les encantó. 
Tabitha volvió a dirigirse a Selena.
–¿Puedes investigar un poco y ver si averiguas algo sobre Desiderius y el Cazador Oscuro?
–Venga, Tabby, ¿cuántas veces tengo que decirte que dejes eso? –le dijo Eric enfadado–. Los vampiros están jugando con nosotros. Lo de «Cazador Oscuro» no es más que un término tonto que no significa nada.
Selena y Tabitha lo ignoraron.
–Claro–dijo Selena–, aunque es posible que Gary pudiese ayudarte.
Eric suspiró disgustado.
–Dijo que tampoco lo había oído nunca. –Miró a Tabitha indignado–. Lo cual significa que no es nada. 
Tabitha apartó la mano de Eric de su hombro y continuó ignorándolo.
–Puesto que está escrito en griego, apuesto que uno de tus amigos profesores de la universidad podría sernos de más utilidad.
Selena asintió.
–Esta noche le preguntaré a Julian cuando vaya a casa de Grace.
–Gracias. –Tabitha miró a ______, que se encontraba a su espalda–. No te preocupes por Cliff. He encontrado al chico perfecto para ti. Lo conocimos hace un par de semanas.
–¡Oh, Señor! –jadeó ______–. Ni una sola cita a ciegas más preparada por ti. Todavía no me he recuperado de la última, y eso que fue hace cuatro años.
Selena se rió.
–¿Te refieres al domador de caimanes?
–Sí –contestó _______–. Cocodrilo Mitch; el que intentó que acabase como merienda de su mascota, Big Marthe.
Tabitha resopló.
–No es cierto. Sólo intentaba mostrarte lo que hacía para ganarse la vida.
–Déjame decirte algo: el día que dejes que Eric te meta la cabeza entre las mandíbulas de un caimán vivo, podrás protestar. Hasta entonces, siendo yo la experta en la halitosis de caimán, mantengo la opinión de que Mitch sólo buscaba un aperitivo fácil.
Tabitha le sacó la lengua antes de agarrar la mano de Eric y salir disparada calle abajo, con él a remolque.
_______ se frotó la frente mientras observaba a aquellos dos haciéndose ojitos el uno al otro; eso probaba que había alguien reservado para cada persona. Sin importar lo rara que pudiese ser esa persona.
Muy mal le tenía que ir para no encontrar a ese alguien.
–Me voy a casa a ponerme de mal humor.
–Escucha –le dijo Selena antes de que pudiese marcharse–. ¿Por qué no cancelo mi cita de esta noche con Grace y nos vamos tú y yo a hacer algo? ¿Qué tal si nos tomamos unas diminutas salchichas a la brasa en honor a Cliff?
______ sonrió, agradecida por la idea. No era de extrañar que adorase a su familia. A pesar del caos, todos la cuidaban con mucho cariño.
–No, gracias. Puedo hacer las Vienesas a la brasa yo misma. Además, Tabitha empezará a repartir golpes y se morirá si no le preguntas a Julian por su Cazador Oscuro.
–Vale, pero si cambias de idea, dímelo. ¡Ah!, y mientras estás en casa, ¿por qué no llamas a Tiyana y le dices que prepare un hechizo para encoger el pene de Cliff?
______ se rió a carcajadas. Vale, había ocasiones en las que tener una hermana que era Suma Sacerdotisa de vudú, resultaba bastante útil. 
–Confía en mí, no podría encogérselo más. –Le guiñó un ojo a Selena–. Nos vemos luego.
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Ok aqui les dejo un nuevo capitulo, perdonen si en algunos capitulos salen cosas HOT pero asi es la novela :* muchos besitos cuidense y porfa dejen comentarios si les gusta 
PD: estoy trabajando en una nove escrita por mi y espero terminar pronto con esta para subir la mia :D